Tal vez tengan algo genial que enseñar que ayudaría a los demás, o tengan una forma diferente de hacer las cosas que resolvería los problemas de la gente. Sea cual sea su idea o su negocio, esa semilla de duda echa raíces. Se asustan. Se vuelven tímidos. Y dudan de sí mismos y de sus capacidades.
Es entonces cuando se lo digo, "No se trata de ti, sino de tus clientes. Se trata de la gente a la que vas a ayudar".
Imagina que estás a punto de subir al escenario para presentar una información que cambiará la vida de tu público. Pero estás nervioso. Crees que no eres un buen presentador. Te preocupan tu aspecto, tu voz y lo que el público pensará de ti.
Este es el enfoque equivocado.
Si en lugar de eso te centras en ayudar a esas personas, si te centras en ELLOS y no en TI, entonces te resultará fácil dar tu mensaje.
Le pondré un ejemplo: Justo cuando vas a subir al escenario para hacer tu presentación, alguien te susurra al oído, "¡El edificio está en llamas, tenemos que evacuar a esta gente AHORA!"
¿Dudas? ¿Te preguntas qué dirás ante el micrófono? ¿Te preocupa tu aspecto y tu sonido? ¡NO! Subes corriendo al escenario e inmediatamente empiezas a indicar a la gente que busque la salida más cercana y se dirija a ella ya. Les dices que mantengan la calma, que se muevan rápido, que no dejen a nadie atrás. Si ves que sale humo por detrás, diriges a la gente hacia delante. Dices y haces lo que sea necesario para sacar a esa gente de allí.
Y he aquí que ni UNA SOLA VEZ durante ese proceso pensaste en TI MISMO.
Realmente mágico.
Si tienes dudas - Si estás preocupado - Si tienes miedo - Entonces estás pensando en ti mismo y NO estás pensando en tu cliente.
Recuerda que no se trata de ti, sino de ellos.